Estival Tormenta
Fundido
el sol con el agua,
deshilachadas
las estrellas
mi
corazón rompía olas
y se
desvanecía en la bruma.
La
mirada se alzó a lo alto,
donde
el arco iris moría
y
entre mis manos el blanco
del
alba se sumergía.
Tus
ojos lloraron poco,
mis lágrimas
se disolvían
en el
mar de sentimientos
que a
los dos nos recorría.
Y en
el cielo, moneda de nácar,
la
luna presenciaba cuando mis alas llorando
volaron
de tu ventana.
La
rama se transformó en nido,
tu
mano ya no fue manta,
la
tierra quiso mi abrigo,
pero
el cielo cubrió mi alma.
Y
entre jardines marchitos
y
cristales destrozados tu recuerdo me abrazaba
y mi
corazón quedaba
como
hoja seca sobre colchón de hierbas muertas.
Pero
la triste agonía de una vida desierta
acabo
tal estival tormenta en el cielo de mis días
cuando
abriste la ventana para ver al río
volver
a tu lecho de amor y abrigo.
Tu
mano suave manta calmó mi frío
y tu
boca con dulces arrullos cuidó mis sueños.
Y mis
ojos se elevaron al cielo para ver,
moneda
de oro, al sol entre sus brazos acunando tu suave cuerpo.
Mientras
mi alma dejaba la cascara seca de miedo
y en
el olvido quedaba el vacío que sentí
el
tiempo que casi, que casi tu amor perdí.
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